La Semana Santa es la celebración más relevante no sólo de Málaga, sino de toda la provincia andaluza. Esta fiesta es un acontecimiento religioso, cultural y social que proporciona un espectáculo para los cinco sentidos con imágenes desfilando en tronos, nazarenos y penitentes que dan luz y color con los cirios, marchas procesionales, flores e incienso.
Las tradicionales procesiones se empezaron a llevar a cabo en Málaga en 1487, después de la entrada de los Reyes Católicos a la ciudad. Esto junto al Concilio de Trento en el siglo XVI y la Contrarreforma son los acontecimientos históricos que han influido más en la forma de celebrarse la Pasión y Muerte de Cristo.
En un principio, esta celebración se utilizaba para catequizar al pueblo y se fundaron muchas cofradías y hermandades. Además, durante las procesiones cada imagen salía de sus respectivos templos, portadas por 8-10 hombres acompañados por los “hermanos de luz”, los nazarenos actuales, y los “hermanos de sangre” o disciplinantes, que se azotaban durante el recorrido penitencial. Sin embargo, es en el periodo de la Ilustración, en el siglo XVIII, cuando se fomenta el orden público y la compostura y se modifican los desfiles procesionales.
Después de la Guerra de la Independencia se eliminaron muchos conventos y las imágenes se tuvieron que mover a otros espacios. También en el siglo XX se desató una crisis económica que afectó a las cofradías e impidió la posibilidad de participar a muchas de ellas en la salida penitencial anual.
Fue en 1921, gracias a que se formó la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, cuando empezó a tomar auge la Semana Santa y también aumentó la promoción cara al turismo invernal por las procesiones, que se acaban convirtiendo en una buena fuente de ingresos para Málaga. No obstante, en 1931 con la Segunda República, se destruyeron muchos templos y se suspendieron las procesiones (aunque algunas hermandades se atrevieron a salir en 1935, nombradas posteriormente como “las valientes”).
En los años 70 resurgen las celebraciones de la Semana Santa y se crea un nuevo concepto: cada imagen sale de los templos en los que radica la cofradía en cuestión (que ya no montan sus imágenes dentro de los templos y se fabrican mucho más grandes, una de las características más notables de hoy en día). Además, en 1988 todas las cofradías adquieren libertad para realizar una parada de penitencia en la Catedral durante la procesión.
Por toda la influencia del paso de la historia, la Semana Santa en Málaga tiene una esencia particular que mezcla los diferentes estilos de celebración.
Por eso mismo, cada cofradía es distinta entre sí y se mueve por el barrio de la propia cofradía. Así, cada zona de la ciudad vive la Semana Santa de manera diferente y permite que se pueda disfrutar cada día de una experiencia única.
Además de todo esto, cada imagen y cada barrio tiene sus tradiciones y leyendas, que son muy variadas e interesantes. Entre ellas, algunas de las más importantes son:
- El Cristo de la Sangre: esta leyenda se vincula a los pescadores. Un grupo de pescadores embarcados en una jábega fueron sorprendidos por un temporal que los alejó de las costas. Aunque intentaron alcanzar tierra firme, la tempestad no se lo permitía. Pero un rayo de luz se formó en medio del oleaje y apareció la talla de Cristo Crucificado. Los marineros se acercaron para rescatarla de las aguas y el temporal amainó. Así pudieron llegar a tierra con la imagen y la llevaron al antiguo convento de la Merced, donde se la veneraría desde entonces como el Cristo de Sangre.
- La Liberación del Preso: esta historia está vinculada a los presos. En tiempos de Carlos III, una epidemia de peste arrasó la ciudad, cosa que complicó la celebración de las procesiones. Sin embargo, la enfermedad no había atacado a la prisión con tanta fuerza y los presos, al enterarse de lo que había sucedido en el exterior, pidieron sacar en procesión a la imagen de Nuestro Padre Jesús, titulado “El Rico”. No se lo concedieron por miedo a que se escaparan y los reclusos se amotinaron y la consiguieron sacar en procesión. Al finalizar, volvieron todos a prisión, excepto uno que volvió al día siguiente con la cabeza de San Juan Bautista Degollado para sanar a un compañero enfermo. A causa de la devoción y la honestidad de los presos, el rey decretó que cada año se le concedería la libertad a un preso ante la imagen del Nazareno y tras escoltarla durante la procesión, quedaría libre (cosa que se mantiene todavía en vigor hoy en día).
- El Bandido Zamarilla: se cuenta hubo un bandolero muy famoso y peligroso, llamado “El Zamarilla”, que era muy escurridizo y no lograban capturar ni con partidas especiales de caza con buenas recompensas. En una de ellas, lograron encontrarlo y lo persiguieron hasta una ermita, donde el bandolero se escondió bajo el manto de una Dolorosa que allí se veneraba y eludió de este modo a sus perseguidores. Al conseguir salir de la persecución ileso, arrancó una rosa blanca del camino de la ermita y la clavó en el pecho de la imagen con su puñal, haciendo que la rosa se tiñera de rojo. Cuando lo vio, pidió perdón a la Virgen y se convirtió en un ermitaño que visitaba a la Virgen asiduamente con una rosa roja. Un día, unos bandoleros lo asaltaron y apuñalaron en su camino a la ermita y, como pudo, llegó hasta la puerta con su rosa roja en mano, alzó la mirada hacia la Virgen y su rosa se destiñó para volverse blanca: le había perdonado. Hoy en día a esta imagen se la conoce como la Virgen de la Amargura, que luce una rosa roja en el pecho todos los días, salvo el Viernes Santo que porta una rosa blanca para perdonar a todos los hombres por la muerte de su Hijo.
- La Subida al Monte Calvario: todos los Viernes de Cuaresma se organiza un Vía Crucis que sale de la iglesia de San Lázaro, donde se encuentra la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario, y que recorre 14 estaciones de subida al Gólgota. Cada participante lleva 14 piedras que simbolizan los pecados cometidos. En cada estación, se dejan las piedras en las respectivas cruces con arrepentimiento para descargar los pecados. El final de este recorrido se encuentra en la Ermita del Calvario, que está en el Monte Calvario y es la sede de la Cofradía de Viernes Santo.
La Semana Santa permite a sus visitantes disfrutar del arte cofrade de Málaga. Por ello se puede encontrar: imaginería, que resalta la exaltación religiosa con diferentes tendencias y representaciones que conviven en Málaga; talla ornamental, que como paradigma malagueño se ha asentado el trono de grandes dimensiones y peso que se construye con madera tallada o con orfebrería para jugar con el volumen, las luces y las sombras; orfebrería, que es el arte de trabajar la plata, el oro y otros metales nobles para adornar las imágenes que busca funcionalidad estética, decorativa y práctica (como para sujetar las velas que iluminan las imágenes); y bordados, que se utilizan para otorgar prestigio a la imagen y se realizan en túnicas, mantos o palios, que casi siempre utilizan terciopelo, hilos de oro y plata y sedas de colores.
Además, también es muy importante la típica música cófrade, que se la conoce como “Cantaora”. Esta música es un elemento indispensable para crear un ambiente perfecto para la oración, el júbilo o la exaltación religiosa. Algunos de los sonidos más comunes son “La Expiración”, “La Paloma”, “La Piedad” o “El Perdón”.